Deportistas, he aquí uno de los grandes enemigos, las “roturas fibrilares o desgarros musculares”.
Tú estás tan tranquilo corriendo, jugando a futbol, pádel, básquet... y en un gesto brusco o contusión, ¡ZAS! Notas ese pinchazo fuerte y dolor agudo que te deja helado (en caso de que sea de pequeño tamaño) o esa típica “pedrada” con dolor importante (si es una rotura o desgarro grande).
Para saber qué son y porqué se producen debemos saber un poco más sobre el músculo. El músculo es una estructura contráctil, vascularizada e inervada, formado por fibras alineadas, es como un manojo de gomas de oficina, que al elongarlo en exceso o por contusión puede sufrir rotura de sus fibras.
Las roturas se clasifican en función de las fibras que se hayan roto, podemos encontrar desde micro roturas, de pocos milímetros en las que aparece un dolor suave y sin hematoma o muy pequeño, que recupera fácilmente con reposo de la actividad deportiva y fisioterapia en pocos días. Roturas o desgarros de unos centímetros, que cursan ya con dolor importante, hematoma, impotencia funcional y requieren más días de tratamiento de fisioterapia y reposo de la actividad deportiva para su recuperación. Y roturas o desgarros grandes, que pueden llegar a requerir de intervención quirúrgica en casos graves y una recuperación más lenta.
El tiempo de recuperación de una rotura o desgarro fibrilar, depende de varios factores: tipo de rotura, tamaño, tratamiento aplicado, edad, estado de salud, sexo...
Dentro de las pruebas diagnósticas, lo ideal tras la valoración médica y de fisioterapia es la realización de una ecografía muscular que nos dirá exactamente dimensiones y podemos prever con mayor exactitud los tiempos de recuperación.
En las rotura de pequeño tamaño o micro roturas es importante saber diferenciar entre dicha rotura fibrilar o elongaciones o contracturas, nuestro médico o fisioterapeuta de confianza, tras una valoración nos dará un diagnóstico fideligno al respecto.
¿Cómo prevenir una rotura fibrilar?
Realizando un buen calentamiento antes de la actividad deportiva, estirando al finalizar, siendo progresivo y evitando gestos bruscos. Con buena alimentación y sobre todo una buena hidratación. Cuidado con los días fríos y los deportes que cursan con gestos técnicos muy bruscos, la incidencia de esta lesión será mayor.
¿Cómo se trata una rotura fibrilar?
En un primer momento debemos aplicar frío local (bolsa de frío tipo cold pack) en periodos de 10 minutos, vendaje compresivo y hacer reposo relativo.
Acudir a un fisioterapeuta, tras una evaluación exhaustiva, diseñará para nosotros un plan de tratamiento para recuperarnos lo antes posible.
Dentro de los tratamientos de fisioterapia, mil posibilidades, drenaje linfático manual, ultrasonido, electroterapia, vendaje neuromuscular, parafangos, técnicas de terapia manual...
Una vez cicatrizado, incluiremos de nuevo estiramientos y ejercicios de fortalecimiento y corrección para evitar secuelas.
Así que ya sabes, si no quieres vértelas con las roturas fibrilares, como bien, caliente, estira y si te notas cargado, visita a tu fisioterapeuta.